El pasado 27 de febrero la vida de los chilenos dio un vuelco. El devastador terremoto de esa madrugada, sus réplicas y un tsunami, han sumido a las regiones del sur chileno en una profunda afectación.  

Justamente esa semana se celebraba en Chile el Festival Internacional de Viña del Mar. Beto Cuevas se encontraba ahí participando como Presidente del Jurado, y permaneció en el país apoyando los primeros esfuerzos de coordinación de ayuda, mientras pensaba cómo podía colaborar de una forma eficaz y concreta para la reconstrucción de su país. Qué mejor que una canción para poder llevar arte a la gente a cambio de su apoyo a la causa. 

“Gracias a la Vida”, de Violeta Parra, resultó canción ideal para abanderar esta iniciativa. Aunque ha sido cantada por muchos artistas en diversos países, hoy, en este contexto, toma una dimensión muy importante. Este clásico de la “Nueva Canción Chilena” ha sido ahora enmarcada por las voces de Fher (Maná), Miguel Bosé, Alejandro Sanz, Juan Luis Guerra y Beto Cuevas, quienes a pesar de sus complicadas agendas de trabajo, hicieron lo necesario para regalar sus reconocidas voces a esta causa. 

Para producir esta versión tan especial de “Gracias a la Vida”, se unió al proyecto el legendario productor chileno Humberto Gatica, quien inmediatamente adoptó la idea con gran entusiasmo. 

“Estoy muy orgulloso de este proyecto e inmensamente agradecido de que estos artistas que tanto admiro colaboren en una causa por mi país”, expresó conmovido Beto Cuevas.

Así, a más de 40 años de su creación, “Gracias a la Vida” cobra hoy un nuevo papel en la vida de Chile y del mundo de la música: es un canto sincero de ayuda, de amor a la vida y al espíritu humano de gratitud que todos compartimos.

GRACIAS A LA VIDA
(Violeta Parra)

Gracias a la vida que me ha dado tanto.

Me dio dos luceros que, cuando los abro,
perfecto distingo lo negro del blanco,
y en el alto cielo su fondo estrellado
y en las multitudes el hombre que yo amo.

Gracias a la vida que me ha dado tanto.

Me ha dado el oído que, en todo su ancho,
graba noche y día grillos y canarios;
martillos, turbinas, ladridos, chubascos,
y la voz tan tierna de mi bien amado.


Gracias a la vida que me ha dado tanto.

Me ha dado el sonido y el abecedario,
con él las palabras que pienso y declaro:
madre, amigo, hermano, y luz alumbrando
la ruta del alma del que estoy amando.
 
Gracias a la vida que me ha dado tanto.
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