El pasado miércoles la cantante islandesa Björk hechizó con su voz al público que abarrotó el Auditorio Nacional. La conmoción fue tal, que los arrebatados gritos y aplausos de entusiasmo -al inicio de los temas- se apagaban rápidamente, pues los asistentes simplemente se dejaron llevar por las notas sonoras que provenían del sobrio escenario. Entonces, ocurrió lo que casi ya no pasa en los conciertos de rock: la música se escuchó en todo lo alto.

La también compositora ofreció un recital dividido en dos. La primera parte estuvo dedicada a su disco más reciente Vulnicura. Una ovación y el grito eufórico, pero solitario, de una fan -“I love you, Björk”- le dio la bienvenida a la CDMX apenas apareció sobre el escenario del inmueble de Reforma. “¡Gracias!”, respondió en español la artista islandesa, para iniciar con Stonemilker.

Foto Santiago Felipe / Cortesía Ocesa

 

Siguieron Lionsong, History Of Touches, Black Lake, Family y Notget en los que la voz de la cantante se coló hasta el último rincón del auditorio y dejó sorprendido a su público, el cual siempre correspondió con palmas y breves frases de devoción lanzadas al aire, que eran apagadas de forma apresurada, al iniciar el siguiente tema. La conexión fue inmediata.

Foto Santiago Felipe / Cortesía Ocesa

 

Aunque un aviso antes de iniciar el recital solicitaba “no tomar fotografías y/o videos del show. (Porque) Esto distrae a la artista y a las personas alrededor”, hubo algunos que quisieron hacer caso omiso, para ser descubiertos casi en seguida por los elementos de seguridad del inmueble. Otros simplemente disfrutaron, como decía también el anuncio, de “ser parte del show en vivo” y hasta contenían la respiración. Nada de murmullos, nada de luces pululando entre la audiencia.

Foto Santiago Felipe / Cortesía Ocesa

 

La también actriz se presentó acompañada de la orquesta de Odilón Chávez, dirigida por el islandés Bjarni Frímann, quienes después de un intermedio de 30 minutos, regresaron para interpretar Aurora, I’ve Seen It All -de la cinta Dancer in The Dark-, Jóga, Mouth Mantra. Ella hizo un cambio de vestuario, el cual fue diseñado por Stéphane Rolland Haute Couture, mientras que sus antifaces son obra de James Merry.

Foto Santiago Felipe / Cortesía Ocesa

 

A veces con bailes tímidos, la artista continuó su recital con Bacherolette, Quicksand y Vertebrae by Vertebrae ante un público expectante, que se sumergía al compás de las cuerdas en un ambiente creado y dirigido únicamente por su potente voz.

Foto Santiago Felipe / Cortesía Ocesa

 

La audiencia sólo volvió un poco en sí cuando la intérprete de Army Of Me agradeció desapareciendo del proscenio y las luces del Auditorio Nacional resquebrajaron el ambiente, no así el hechizo.

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