* “¡Son increíbles! ¡Tenemos que volver pronto!”: Pineda

 

Con gran vehemencia fue recibido Journey en la Arena Ciudad de México. Miles no dejaron de ovacionar al sexteto, que fue recibido con gritos de júbilo y una cascada de aplausos apenas puso un pie sobre el escenario para hacer un repaso de sus grandes éxitos. Un show en el que la multitud contagió su entusiasmo a la banda, que respondió con solos de guitarra y piano y saltos del vocalista por doquier.

“Buenas noches a todos. ¿Cómo están?”, soltó Arnel Pineda en español como para romper el hielo, si es que había alguno, con su audiencia y arrancar la velada con Only The Young, tema en la que un coro multitudinario se unió a su voz, mismo que le cobijó hasta la última frase de la última pieza, y celebró sus diversos lanzamientos de micrófono, algunos hasta con pedestal incluido.

Journey

La banda oriunda de San Francisco fue recibida con vehemencia en el inmueble de Azcapotzalco. Foto Moisés Arellano, cortesía Arena Ciudad de México

Con el ánimo exaltado, tras un breve puente con guitarra, y al grito de “¡México!”, el grupo prosiguió con Stone In Love y los éxitos Don’t Stop Believin’ -en cuya letra le agregó Pineda la frase “Mexico City”, lo que ocasionó alaridos- y Lights, en cuya introducción el guitarrista Neal Schon expresó: “este lugar es increíble Ustedes lucen increíbles. Gracias por recibirnos de vuelta en su país, esperamos esto por mucho tiempo. Quiero llevarlos a mi ciudad natal, San Francisco. Esta es de un álbum de los 70” y pidió al respetable encender las luces de sus celulares para que el lugar se viera “como si fuera un árbol de Navidad”. Entonces, el recinto se convirtió en una mar refulgente de vaivén parsimonioso.

Ya con la adrenalina a tope, el grupo también integrado por el pianista Jonathan Cain, el baterista Deen Castronovo, el tecladista Jason Derlatka y el bajista Todd Jensen prosiguió con Send Her My Love Reprise, Escape, Dead Or Alive y Who’s Crying Now.

 

Así llegó Mother, Father, interpretada por el baterista, quien se llevó las palmas al final. Siguieron Let It Rain –de su nuevo álbum Freedom, “esperamos les guste”, dijo Arnel-, Lovin’, Touchin’, Squeezin, en la que la multitud no paró de bailar; y que fue unida con un solo de piano de Jon’ Cain a otro de los momentos más álgidos de la noche: Open Arms, en la que el público se unió a la nostálgica presentación cantando los coros, al igual que en Faithfully – en la que el pianista detalló que la escribió una noche de 1982 “en un autobús rumbo a Nueva York. Era un tour largo en ese año y me di cuenta que el ‘crew’ y la banda, todos nosotros extrañábamos a nuestros seres queridos de la misma manera. Éramos como una gran familia, así como ustedes. Así que esta noche, le dedicamos esta canción al amor”-. Los gritos de euforia reaparecieron entre el respetable. Entonces, llegó el turno de Jason al micrófono, para interpretar Girl Can’t Helped.

 

De pronto, Neal Schon quedó solo en el escenario, donde mostró su talento en la guitarra, mismo que fue reconocido con una estruendosa ovación. El final estaba cerca. El resto del grupo volvió para interpretar Wheel In The Sky y, a partir de esta pieza, Pineda lanzó elogios a su audiencia –“Son asombrosos”, “Te amo, Mexico”-, cuya exaltación no menguó ni un segundo durante las casi dos horas que la banda estuvo sobre la tarima.

Para cerrar el show lleno de adrenalina, la banda interpretó Separate Ways, Be Good To Your Self y Anyway You Want It en el que el inmueble completó se levantó a cantar el tema y brindar una ovación al sexteto, formado en 1973 en San Francisco, California.

Journey

En el inmueble ubicado al norte de la Ciudad de México, el público de paro de corear todos los temas presentados por la banda oriunda de San Francisco, California. Foto Moisés Arellano, cortesía Arena Ciudad de México

 

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