Por Alejandro Trejo MartĂ­nez y Entertainment SG

Diversos hechos que marcan el imaginario social de los Ășltimos miembros de una generaciĂłn llamada “X”, quienes vivĂ­an su infancia en 1986, alcanzarĂĄn este 2021 sus 35 años: desde la segunda visita del cometa Halley a nuestro sistema solar y el lanzamiento de la estaciĂłn Mir por la UniĂłn SoviĂ©tica, hasta el intento de asesinato del dictador chileno Augusto Pinochet o el partido del llamado “Gol del siglo”, ejecutado por Diego Armando Maradona”

Sin embargo, pocos hechos y lugares han atrapado la atenciĂłn como ChernĂłbil, donde la tragedia no sĂłlo marcĂł a los Ășltimos de esa generaciĂłn X, sino a toda la humanidad: estallĂł la central nuclear Vladimir Ilich Lenin, ubicada al norte de Ucrania, considerado el peor accidente en su tipo en la historia.

“El 26 de abril de 1986, a la 1 h 23’ 58’’, una serie de explosiones destruyeron el reactor y el edificio del cuarto bloque energĂ©tico de la Central ElĂ©ctrica AtĂłmica (CEA) de ChernĂłbil, situada cerca de la frontera bielorrusa. La catĂĄstrofe de ChernĂłbil se convirtiĂł en el desastre tecnolĂłgico mĂĄs grave del siglo XX”, destaca la nota histĂłrica del libro escrito por Svetlana AlexiĂ©vich

 

A tan sĂłlo 3 kilĂłmetros de la ciudad de PrĂ­piat y a 18 de ChernĂłbil, el sobrecalentamiento descontrolado del nĂșcleo del reactor nuclear, junto con explosiones, volaron la tapa de dicho reactor, y expulsaron grandes cantidades de materiales radioactivos a la atmĂłsfera, formando una nube, la cual se extendiĂł por Europa y NorteamĂ©rica.

La plataforma UNAM Global explica que “cuando ocurriĂł el accidente, la zona del desastre fue cubierta con un domo, pero con el pasar de los años se ha degradado debido al propio peso, humedad y radiaciĂłn”. Sin embargo, “en 2017, se colocĂł un nuevo sarcĂłfago para evitar algĂșn accidente de contaminaciĂłn al exterior”.

QuizĂĄ muchos de nuestros contemporĂĄneos no supimos en ese año lo quĂ© sucediĂł, no tenĂ­amos la edad consciente para entender dicha emergencia, pero sĂ© que muchos conocimos sobre el siniestro a travĂ©s de lecturas y referencias hemerogrĂĄficas que nos mostraron los hechos histĂłricos que aĂșn repercuten en la zona con altos niveles de radioactividad.

Chernobyl

La ciudad de PrĂ­piat. Foto Vladyslav Cherkasenko, tomada de unsplash.com

 

En la actualidad, no sólo hay esas referencias en papel, sino que también existen películas, documentales y hasta series televisivas que explican y muestran qué sucedió y lo qué sufrieron las personas que vivían en la zona afectada, así como las que trabajaban en la central nuclear.

Recuerdo la película La Terre outragée, que llegué a ver en una muestra de cine francés, que presentaba la historia de Anya, quien queda viuda el mismo día de su boda, el 26 de abril de 1986; así como la de Valery, a quién el accidente nuclear le enturbia su ambiente de felicidad y el de su padre, un ingeniero nuclear. También muestra los años posteriores a la explosión, y cómo la ciudad de Prípiat se convirtió, de repente, en una metrópoli fantasma, donde Anya trabaja como guía de turistas esperando tener una mejor vida.

La cinta la recordé porque en estos días encontré una nota periodística sobre los 35 años que han transcurrido desde este suceso, así como la propuesta que existe para que Chernóbil sea declarada Patrimonio de la Humanidad por parte de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

Otros textos destacan el llamado turismo “oscuro”, pues quienes acuden a “visitar” el lugar corren altos riesgos de contaminación debido a que en la zona los niveles de radioactividad son muy altos.

Este tipo de turismo, detalla el primer texto, fue impulsado “implícitamente” por series como la presentada por el canal de televisión HBO, Chernobyl que dramatiza la historia del accidente y todo lo que se hizo para mitigar los efectos del desastre en Europa.

Sin duda, ver las condiciones en las que se encuentra el lugar, en el que parece que el tiempo se detuvo tras el siniestro, y donde se puede ver materializado el remanente de una guerra frĂ­a despierta mucha curiosidad, como dan cuenta diversos testimonios que se pueden encontrar en Youtube, en documentales y en bibliografĂ­a que narra los sucesos de ese dĂ­a y los consecuentes.

Chernobyl

ChernĂłbil. Foto de Dasha Urvachova, tomada de unsplash.com

 

Sin embargo, en cuestión literaria existe un ejemplar que muestra mucho mås, pues ofrece voces de algunas personas que padecieron y sobrevivieron al desastre, pero que también fueron silenciadas y dejadas en el olvido por su propio gobierno.

Voces de ChernĂłbil (1997) narra la historia de los habitantes cercanos al reactor nuclear, lo que padecieron y el desconocimiento que les crearon al respecto.

Escrito por Svetlana AlexiĂ©vich, periodista y escritora bielorrusa ganadora del Nobel de Literatura en 2015, describe con detalles la incompetencia, el sufrimiento y la valentĂ­a de cientos de personas que, mediante sus testimonios, nos dejan conocer las verdades que fueron calladas durante muchos años por la otrora UniĂłn de RepĂșblicas Socialistas SoviĂ©ticas (URSS).

Entrevista tras entrevista a mås de 500 testigos del desastre: hombres, mujeres, niños, niñas, bomberos, físicos y políticos, Alexiévich indagó las vidas y las muertes -porque cualquier cosa puede hacerlos sucumbir: el agua, la tierra, una fruta o la lluvia- de quienes resultaron afectados por el siniestro.

Un libro que, mediante información recopilada durante una década, nos muestra terribles relatos, en los que se leen los lamentos, las reflexiones, la tristeza, la impotencia, el amor, el temor y el sufrimiento que vivieron y viven los que alguna vez fueron habitantes de Chernóbil.

“En breve, Ucrania emprenderĂĄ una obra de gran envergadura. Sobre el sarcĂłfago que cubriĂł en 1986 el destruido cuarto bloque de la CEA de ChernĂłbil aparecerĂĄ un nuevo refugio que se llamarĂĄ ‘Arca’. El nuevo sarcĂłfago deberĂĄ durar no ya treinta, sino cien años. Y ha sido diseñado con un tamaño mucho mayor porque debe ofrecer un volumen suficiente para que se puedan realizar los trabajos para sepultar de nuevo los residuos”, explica la nota histĂłrica del libro escrito por Svetlana AlexiĂ©vich

 

En la actualidad ¿Qué pasa en Chenobyl?

El investigador del Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM, Epifanio Cruz Zaragoza, declarĂł a la plataforma universitaria UNAM Global, que ahora “el reactor nĂșmero cuatro de la planta tiene una fuga de neutrones. ‘Esto significa que toda la masa fundida que se encuentra en el fondo sigue viva’.”

Empero, abundó que “difícilmente habrá una explosión como la ocurrida la primera vez, porque justamente se trata de una masa fundida de uranio con los escombros. Para que eso ocurra (un nuevo estallido) se necesitaría tener el uranio puro, bastante agua y que la planta estuviera funcionando”.

Chernobil

 

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